Los países anfitriones se quejan de que los inmigrantes, no se comportan, causan problemas e incluso los responsabilizan del aumento de la delincuencia.
Solución:
Es necesario, en principio, que los gobiernos de los países anfitriones y de los países de los inmigrantes se pongan de acuerdo y planteen llevar a cabo un esfuerzo con junto; así como establecer, pautas y responsabilidades.
Los países de los inmigrantes deben responder y hacerse responsables por los actos y consecuencias de las actitudes y acciones de sus connacionales en tierras extranjeras.
Estos países no pueden abandonar a su gente en un país extranjero; ya que son responsables por la educación que les dieron y deben velar por ellos.
Los países anfitriones deben exigir, a los países de los inmigrantes, condiciones y garantías para que los inmigrantes respeten las normas y acuerdos de estos países y no se rompa la armonía que en ellos reina.
Estos países deben pasarles la factura a los países de los inmigrantes.
El problema no son los inmigrantes, ni tampoco los anfitriones, sino sus gobernantes, quienes deben establecer responsabilidades, garantías, compromisos y cumplir con todo ello.
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